Manipulación sutil en la oficina: el sonido y la luz al servicio de la producción laboral.
Los mecanismos de control
verdaderamente efectivos son los más sutiles: ¿qué tan intensa es la
luz en tu trabajo? ¿de qué colores está pintada la oficina? ¿qué tan
cerca estás de una ventana? Factores que combinados quizá con nuevas
tecnologías neuronales hagan realidad el sueño de la producción
incesante.
Producir, producir,
producir siempre y en todo momento, sin parar nunca, sin distracciones
banales ni tiempos muertos, sin cansancio, sin pausas inútiles y vacías
que rompan con la cadena de producción y consumo. Producir, producir,
producir siempre.
Para algunos, ese sería
el estado ideal del mundo. Uno en el que la actividad productora de
bienes de consumo nunca cese, en el que el trabajador optimice su desempeño
y se convierta en un ser dedicado exclusivamente a cumplir con la
labor por la cual recibe un salario. Sin pláticas insustanciales con
sus compañeros, sin visitas innecesarias al sanitario o al expendio de
golosinas más cercano, sin visitas infructuosas a las redes sociales:
enfocado únicamente en sumar cifras, embonar piezas, contabilizar
mercancías.
De ahí que exista en
torno a esta aspiración una amplia gama de estudios e investigaciones
que intentan encontrar los medios que contrarresten esa debilidad
humana hacia la distracción y el aplazamiento, variaciones sutiles en
el ambiente laboral que inciten al trabajador a trabajar si no mejor,
por lo menos más.
La música y la luz son
dos de los elementos más estudiados en este sentido. Desde hace tiempo
se descubrió que, en el primer caso, ciertos sonidos son mejores que
otros al momento de trabajar. Concretamente está la música desarrollada
por Muzak, una empresa estadounidense que a mediados del siglo XX
aseguró que sus composiciones poseían el sustento científico necesario
para incidir sobre el comportamiento humano:
[…] en una oficina, los
trabajadores tienden a trabajar más, con mayor eficiencia y sentirse
más felices. En una planta industrial las personas se siente mejor y,
menos fatigadas y menos tensas, su trabajo les parece menos monótono. En
una tienda, los clientes realizan sus compras relajados y tranquilos.
En general, la gente se siente mejor en donde esté, sea en el trabajo o
en su tiempo de descanso. Muzak es todo esto y más. Por eso decimos
que Muzak es mucho más que música.
Sus estructuras sencillas
previenen contra cualquier sobresalto que saque al escucha de su
concentración, una especie de encanto hipnótico que lo sumerge (o esa
es la intención) en esa única tarea que le ha sido asignada. En
producción creciente, además, pues dicha firma acuñó el concepto de
“Stimulus Progression”, una supuesta inducción inconsciente a hacer
cada vez con más ahínco lo que se realiza. De acuerdo con esto, cada
bloque de música con una duración de 15 minutos tenía una numeración
ascendente que se correspondía con el nivel de estimulación de la
pieza: Stimulus Progression 1, Stimulus Progression 2, etc.
Por otro lado tenemos ese
otro elemento imprescindible en un lugar de trabajo, la luz, en torno
al cual existen también investigaciones sobre sus efectos sobre las
actividades laborales, desde la cantidad de luz adecuada para un mej
or desempeño, hasta la influencia que tienen las ventanas en el estado de ánimo del trabajador.
En un estudio llevado a
cabo por investigadores suecos del Lund Institute of Technology, se
encontró que el humor de los trabajadores de países más alejados del
Ecuador (por ejemplo, el Reino Unido) variaba mucho más en comparación
los de aquellos viviendo cerca de esta línea imaginaria que parte
horizontalmente en dos a nuestro planeta. Estudiando a trabajadores de
cuatro países en distintas latitudes y estaciones del año, los
investigadores encontraron que la intensidad de la luz en el lugar de
trabajo afecta directamente el estado psicológico de quienes ahí
laboran. Así, por ejemplo, un estado de ánimo más bien bajo y tristón
sobrevenía cuando las luces se sentían demasiado oscuras; en caso
contrario, con una luz percibida como brillante, el ánimo mejoraba, pero
si dicha intensidad era excesiva, entonces el ánimo volvía a caer. Con
los colores los resultados fueron similares.
En cuanto a la
distribución espacial, los resultados fueron variables y sumamente
interesantes. Al parecer la felicidad laboral sigue este curso:
mientras más cerca se encuentre de una ventana, más infeliz es el
trabajador; su felicidad aumenta conforme se acerca al centro de la
habitación, pero si llega a este, entonces vuelve a sentirse infeliz;
la felicidad vuelve si se le aleja del centro y se le acerca a una
pared, sobre todo si es una persona que disfruta estar separado del
mundo exterior.
Investigaciones de este
tipo podrían pronto verse complementadas con otras de distinto orden,
cercanas a la neurociencia, en las que se analiza el efecto de pulsos
lumínicos y sonoros en el cerebro y como estos pueden impulsar acciones
sin mediación de la voluntad. En la Universidad de Arizona, por
ejemplo, un grupo de investigadores experimenta con cerebros de ratas,
exponiéndoles a ultrasonidos que desencadenan determinada actividad
cerebral.
Por otro lado, en
Stanford los estudios en optogenética prueban si la luz puede
reprogramar el cerebro: a caballo entre la óptica y la biotecnología,
los miembros del Optogenetics Resource Center introducen genes que
decodifican para enzimas fotosensibles: de esta manera, por medio de un
cable de fibra óptica introducido en el cráneo de un animal y con la
gradación correcta de luz, los científicos manipulan la actividad
cerebral, aprendiendo cómo la luz se relaciona con las funciones
neuronales.
Ahora bien, como apunta
Keith Veronese, estas medidas pueden considerarse desde al menos dos
perspectivas. La más inocente, que su aplicación sirve para mejorar el
ambiente laboral, para hacerlo más amable y cordial para los
trabajadores. La segunda, un tanto suspicaz, es que todo este
conocimiento sobre los factores que modifican el comportamiento, que lo
inclinan hacia uno u otro lado sin que sea, estrictamente, un acto
elegido libremente, sin duda puede utilizarse como una forma sutil de
manipulación, mecanismos de control que pasan desapercibidos y justo
por ello son altamente efectivos.
Con información de io9 y boingboing
fuente/ Pijamasurf
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fuente/ Pijamasurf
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