EL SIMBOLISMO DEL “ CENTRO”
Paralelamente a la creación arcaica en los arquetipos celestes de las
ciudades y de los templos, encontramos otra serie de creencias más
copiosamente atestiguadas aún por documentos, y que se refieren a la
investidura del prestigio del “Centro”. Hemos examinado este problema
en una obra anterior; (24) aquí nos contentaremos con recordar los
resultados a que hemos llegado. El simbolismo arquitectónico del Centro
puede formularse así:
a) la Montaña Sagrada —donde se reúnen el Cielo y la Tierra— se
halla en el centro del Mundo;
b) todo templo o palacio —y, por extensión, toda ciudad sagrada o
residencia real— es una “montaña sagrada”, debido a lo cual se
transforma en Centro;
c) siendo un Axis mundi, la ciudad o el templo sagrado es
considerado como punto de encuentro del Cielo con la Tierra y el
Infierno.
Algunos ejemplos ilustrarán los símbolos precedentes:
A) En las creencias hindúes, el monte Meru se levanta en el centro
del mundo, y debajo de él brilla la estrella polar.(25) Los pueblos
uraloaltaicos conocen también un monte central, Sumeru, en cuya cima
está colgada la estrella polar.(26) Según las creencias iranias, la montaña
sagrada, Haraberezaiti (Elburz) se halla en medio de la Tierra y está
unida al Cielo.(27) Las poblaciones budistas de Laos, en el norte de
(Tailandia), Siam, conocen el monte Zinnalo, en el centro del mundo.(28) En
el Edda, Himingbjörg es, como su nombre lo indica, una “montaña
celeste”, es ahí donde el arco iris (Bifröst) alcanza la cúpula de los cielos.
Análogas creencias se encuentran entre los finlandeses, los japoneses,
etc. Recordemos que para los semang de la península de Malaca, en el
centro del mundo se alza una enorme roca, Batu-Ribn; encima se halla el
Infierno. Antaño, sobre Batu-Ribn, un tronco de árbol se elevaba hacia el
cielo.(29) El infierno, el centro de la tierra y la “puerta” del cielo se hallan,
pues, sobre el mismo eje, y por ese eje se hacía el pasaje de una región
cósmica a otra.
Se vacilaría en creer en la autenticidad de esta teoría
cosmológica entre los pigmeos semang si no hubiese razones para
admitir que la misma teoría ya estaba esbozada en la época
prehistórica.(30) En las creencias mesopotámicas, una montaña central
reúne el Cielo y la Tierra; es la “Montaña de los Países”, que une entre sí
los territorios.(31)
El ziqqurat era propiamente hablando una montaña cósmica, es
decir, una imagen simbólica del Cosmos; los siete pisos representaban
los siete cielos planetarios (como en Borsippa) o los siete colores del
mundo (como en Ur).
El monte Thabor, en Palestina, podría significar tahbür es decir,
“ombligo”, omphalos.(32) El monte Gerizim, en el centro de Palestina,
estaba sin duda alguna investido del prestigio del Centro, pues se lo
llama “ombligo de la tierra” (tabbúr eres; cf. Jueces, IX, 37:
“... Mira qué de gente desciende de en medio de la tierra”).* Una
tradición recogida por Peter Comestor dice que, en el momento del
solsticio de verano, el sol no hace sombra a la “Fuente de Jacob” (cerca
de Gerizim). En efecto, precisa Comestor, sunt qui dicunt locum illum
esse umbilicum terrea nostrae habitabilis.(33) La Palestina, por constituir el país
más elevado —puesto que estaba cerca de la cima de la montaña cósmica
—, no fue sumergida por el Diluvio. Un texto rabínico dice: “La tierra de
Israel no fue anegada por el diluvio”. (34) Para los cristianos, el Gólgota se
hallaba en el centro del mundo, pues era la cima de la montaña cósmica
y a un mismo tiempo el lugar donde Adán fue creado y enterrado. Y así,
la sangre del Salvador cae encima del cráneo de Adán, inhumado al pie
mismo de la Cruz, y lo rescata.” La creencia según la cual el Gólgota se
encuentra en el centro del Mundo se ha conservado hasta en el folclore
de los cristianos de Oriente (por ejemplo entre los de Rusia Menor).(36)
B) Los nombres de los templos y de las torres sagradas babilónicos
son testimonio de su asimilación a la montaña cósmica: “Monte de la
Casa”, “Casa del Monte de todas las tierras”, “Monte de las
Tempestades”, “Lazos entre el Cielo y la Tierra”, etcétera.(37) Un cilindro
del tiempo del rey Gudea dice que “la cámara (del dios) que él (el Rey)
construyó era igual al monte cósmico”.(38) Cada ciudad oriental se hallaba
en el centro del mundo. Babilonia era una Babilani, una “puerta de los
dioses”, pues ahí era donde los dioses bajaban a la tierra. En la capital
del soberano chino perfecto, el gnomon no debe hacer sombra el día del
solsticio de verano a mediodía.
* Una nota en la traducción de La Vulgata del P. Ció aclara: "a la
letra: del ombligo de la tierra". (N. del T.)
Dicha capital se halla, en efecto, en el Centro del Universo, cerca del árbol milagroso “Palo enhiesto” (kien mu),
donde se entrecruzan las tres zonas cósmicas: Cielo, Tierra e Infierno.
(39) El templo de Barabudur es también una imagen del Cosmos,
y está construido como una montaña artificial (como lo eran los ziqqurat).
Al escalarlo, el peregrino se acerca al Centro del Mundo y, en la azotea
superior, realiza una ruptura de nivel, trascendiendo el espacio profano,
heterogéneo, y penetrando en una “región pura”.
Las ciudades y los lugares santos están asimilados a las cimas de las montañas cósmicas.
Por eso Jerusalén y Sión no fueron sumergidas por el Diluvio. Por otro
lado, según la tradición islámica, el lugar más elevado de la tierra es la
Kaaba, porque “la estrella polar testimonia que se halla frente al centro
del Cielo”.(40)
C) En fin, como consecuencia de su situación en el centro del
Cosmos, el templo o la ciudad sagrada son siempre el punto de
encuentro de las tres regiones cósmicas: Cielo, Tierra e Infierno. Duranki,
“lazo entre el Cielo y la Tierra”, era el nombre de los santuarios de
Nippur, Larsa y sin duda Sippar.(41) Babilonia tenía multitud de nombres,
entre los cuales se cuentan: “Casa de la base del Cielo y de la Tierra”,
“Lazo entre el Cielo y la Tierra”.(42) Pero siempre era en Babilonia donde
se cumplía el enlace entre la Tierra y las regiones inferiores, pues la
ciudad había sido construida sobre babapso, la “Puerta de apsu”;” apsu
designa las aguas del Caos anterior a la Creación. Encontramos esa
misma tradición entre los hebreos. La roca de Jerusalén penetraba
profundamente en las aguas subterráneas (tehom). En la misma se dice
que el Templo se encuentra justo encima de tehom (equivalente hebraico
de apsu). Y así como Babilonia tenía la “puerta de apsu”, la roca del
Templo de Jerusalén cerraba la “boca de tehom”.(44) Concepciones
similares se encuentran en el mundo indoeuropeo. Entre los romanos,
por ejemplo, el mundus —es decir, el surco que se trazaba en torno al
lugar donde había de fundarse una ciudad— constituía el punto de
encuentro entre las regiones inferiores y el mundo terrestre. “Cuando el
mundus está abierto, es la puerta de las tristes divinidades infernales la
que está abierta”, manifiesta Varrón.(45) El templo itálico era la zona de
intersección de los mundos superiores (divino), terrestre y subterráneo.
“El Santísimo creó el mundo como un embrión. Así como el
embrión crece a partir del ombligo, así Dios empezó a crear el mundo
por el ombligo y de ahí se difundió en todas direcciones.”(46) Yoma afirma:
“el mundo fue creado comenzando por Sión”.(47) En el RigVeda (por
ejemplo, x, 149), el Universo está concebido como si hubiera comenzado
a extenderse de un punto central.(489 La creación del hombre ocurre
igualmente en un punto central.
Según la tradición mesopotámica, el hombre fue hecho en el “ombligo de la tierra”, en UZU (carne) SAR (lazo) KI (lugar, tierra), donde se encuentra también Dur-an-ki, el “lazo entre el
Cielo y la Tierra”.
(49) Ormuz crea el buey primordial, Evagdath, así como
el hombre primordial, Gajomard, en el centro del mundo.(50) El Paraíso era
el “ombligo de la Tierra” y, según una tradición siria, se hallaba “en una
montaña más alta que todas las demás”.(51) Según el libro sirio La Caverna,
de los Tesoros, Adán fue creado en el centro de la tierra, en el lugar mismo
donde había de levantarse más tarde la cruz de Jesús.(52) Las mismas
tradiciones han sido conservadas por el judaismo.(53) El apocalipsis
judaico y la midrash precisan que Adán fue hecho en Jerusalén.(54) Como
Adán fue inhumado en el mismo lugar en que fue creado, es decir, en el
centro del mundo, en el Gólgota, la sangre del Salvador —como ya lo
hemos visto— lo rescatará también.
MIRCEA ELIADE
EL MITO DEL ETERNO RETORNO
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